viernes, 7 de octubre de 2011

Solo en una cama

cierto día de trabajo aburrido y cotidiano buscaba algo para hacer cuando de repente veo a mi derecha una hermosa venda que ilumino mis pensamientos, le dije a mi jefe que necesitaba irme, que el dolor era inaguantable; con esos minutos de fama logre mi escape hacia una posible y muy remota felicidad carnal. Como siempre me creí una puta decidí llamar a un personaje que hace un tiempo atrás deseaba con tenerlo.
Acordamos una cita esa misma noche en un concurrido lugar de la ciudad Valenciana, en la dulce espera las horas se me hicieron eternas a tal punto que cuando pasaron 180 minutos entendí que mi cita había sido un fraude. Decepcionado un poco de la situación emprendí mi rumbo a casa de mi mejor amigo (ese que te coje y te dice que te quiere), cuando de repente mi celular anunciaba el llamado de un deseo anhelado, dije: alo! que quieres? con su dulce voz responde: compartir una noche contigo, esas palabras devolvieron a mi estado de animo la energía que necesitaba, no dude e acudir a su llamado cuan niño corre a los brazos de su madre.
Fuimos a comer, la música era  sensacional, su atención desbordo en mi una represa que gritaba a ojos de cualquiera que me lo quería comer, la sutil mirada y los hermosos ojos dejaban desnudo a este cuerpo que tapado no era nada. Rápidamente fuimos al carro, nuestra lascivia dominaba una atmósfera  que nos encendía  cada vez mas, llegamos a un punto en el que nuestra respiración se aceleraba con el simple hecho de cruzar miradas; sin dudarlo recorrimos la carreteras de la metrópolis Valencia en búsqueda de un lugar perfecto para nuestra famosa velada. Una vez ya en la esperar  para acceder al lugar sentí unas manos frías acercándose un poco mas al color de mi piel, esas manos llevaban mi boca a sus labios donde cada coagulo de saliva era el lubricante del desfrenado deseo, esos besos aun siguen siendo besos especiales, me quitaba el aliento con cada uno de ellos.
Llegamos a la habitación 53 del dichoso hotel que tenia la oportunidad de probarme en la cama, una vez adentro sus impacientes ganas logran llegar hasta mi y suavemente va quitándome la franela que tenia,  de un solo tirazo logra quitarme el pantalón, dulcemente me acuesta en la cama a espaldas a él, solo imaginado donde seria el lugar para posar sus labios, con aquel momento de vanidad sexual quita mi ropa interior con los dientes recorriendo de regreso con su lengua toda parte oculta a la luz del sol, en círculos la pasa por mis nalgas, las abre con mucha ternura con sus manos para devorar aquel plato especial que había sido preparado solo para él, sigue en esos movimientos de lengua pasándola por mi culo, sube por todo el medio pasando por mi espalda hasta llegar a mi cuello, el aun con su ropa interior apoyaba su gran paquete en mi, me lo hacia como si no tuviéramos nada, ese preciso instante de hormonas liberándose hizo que lo agarra y lo tirará en la cama para salvajemente quitarle lo poco que le quedaba de ropa e introducir el magnifico y perfecto manubrio masculino, con mi lengua me pase por cada rincón, justo en  la raja que todos tenemos metí mi lengua… esas venas a casi explotar pedían a gritos fueran mamadas, con mi mano en su glande fui presionando y chupando toda cosa que saliera de allá, lo que mas quería era morder su suculento manjar pero si lo hacia arruinaría ese hermoso momento. Subí mi mirada a su rostro y pude notar esa cara de felicidad y excitación que solo se logra cuando haces las cosas bien, agarre su tetilla con mis dientes mientras mi lengua jugaba con su punta, baje palpando cada pedazo y vello que poseía hasta toparme de nuevo con aquel caballero de vestidura virginiana que imploraba ser amado, rápidamente me lo comí otra vez solo para escuchar el ‘‘te quiero coger’’, como pude me subí en él apoyando mis manos en su pecho, contrayendo mis dedos para formar una garra y no ser movido de la magnifica posición, mi cabeza giraba a tos lados, los gritos de placer eran escullados en las habitaciones vecinas, mis labios estaban rotos de tanto morderlos; de repente su voz en todo de gemido me dice: Este culito esta tan estrecho que ya voy a acabar… y al mismo momento se oye un grito grave de furia y lujuria que acompañaban un sin fin de penetraciones al momento de acabar mientras su mano mantenía mi cabello agarrado fuertemente tal caballo en corrida.
Solo en una cama lo compartí, Solo en una cama lo olvide.

Historia anónima pero la saque del diario de puta de Alex Zambrano

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