El universo siempre me ha apasionado, una luna plateada y un cielo estrellado fueron testigos de una de mis mas grandiosas noches.
El motor de mi carro calentaba mientras mis dedos marcaban ciertos números en mi celular, su suave voz atendió en suspenso a la 1:15 de la madrugada, un ¡Alo! fue su saludo, luego de unos 2 minutos de conversación mi rumbo había cambiado. Un nuevo destino proyectaba un feliz y esplendoroso compartir con él, una media hora de camino y mi primera parada era su casa.
Su hermoso rostro y su tierna mirada recibieron mis deseos aquella madrugada, una vez adentro del carro un apasionado beso y un fuerte abrazo afianzaron nuestras ganas de pasar tiempo juntos. Con la carretera y las luces de testigo emprendí mi destino final en esa noche, llegando a la playa su voz se torna temblorosa para pronunciar ¿vamos a parar por aquí? con una sonrisa y una dulce mirada a sus ojos asenté mi cabeza.
Como todo caballero me dispuse a abrirle la puerta, su mano apoyada en la mía entrelazaban un amarre para así no separarnos en el resto de la noche, baje una botella de vino, las respectivas copas y unas aceitunas. Su inexperta reacción le dieron a entender a mi sentido que no sabia que hacer, sutilmente le pregunte si quería acabarse esa bebida conmigo, su gesto de igualdad se presento en su rostro a lo cual lo tome como un si.
Su copa hasta la mitad y una aceituna adentro fue el primer manjar de la noche, una velada con la luz de la luna y aquellas bombillitas que brillaban intensamente solo para nosotros hacían mágico el tiempo a su lado, la arena recorría mis pies, mis manos acurrucan su cuerpecito junto a mí, su aliento avivaba mi furia insaciable de su ser, su lengua recorría mis tetillas en busca de placer… minutos mas tarde las copas enterradas en la arena, dos cuerpos semi desnudos comiéndose a besos, recorriendo cada pedazo de piel conocido por el hombre. Aprisionaba su cuerpo junto a la arena al ritmo que mi lengua bajaba por su espalda, mis dientes mordían aquella piel con ganas de tenerlo, sus manos quitaron mí camisa junto con mi pantalón, mis manos rasgaron su franela, mis dientes bajaron su short, su boca se postro en mi abdomen lamiendo cada poro.
Cada segundo afianzaba mas nuestro sentido sexual, aun en ropa interior mi verga se postraba sobre él, su culo lo movía de un lado a otro incitando a una guerra, de un solo jamaqueo lo agarre por su pelo y lo agache a mi paquete, lamiendo y saboreando mi ropa interior la bajo sutilmente para mamarse todo lo que era de él, empujaba mi cuerpo a su boca como si quisiera comerme todo, metió mis bolas a su boca saboreándolas como dos chupetas cualquieras, mis pelos los lamía con tal ganas, me mamaba la cabeza de una manera indescriptible, mis placer era incontrolable, de un agarron lo levante y le quite su bóxer, pasaba mi verga por su culo tal cual juega un niño a las metras y la hueca, me acerque rápidamente al carro a buscar el lubricante que nos ayudaría a disfrutar a plenitud nuestro entremés, una vez ya en la mano me derrame aquel liquido espeso en mis dedos con los cuales pase una y otra vez por su raja sin dejar de masturbarme, cuado aquello ya se encontraba listo para comerse metí mi machete suavemente, su cuerpo se erizo que hizo que el mió sintiera tal asombro, sus gemidos me inspiraban a cada momento mas para darle y seguir dándole, mis brazos se enlazaron con su pecho imposibilitando un alejamiento de mi cuerpo.
Besos mojados por todo su cuello, unas cuantas metidas de dedos, una buena mamada de culo que le hice mientras descansaba de la penetración, unos cuantos movimientos mas ya de nuevo con mi verga adentro de él e hicieron que me fuera, saque a la brevedad que pude aquello y su boca recibió todo el derroche natural. Su lengua seguía recorriendo mi verga, limpiando todo residuo, mis dedos se fueron de nuevo a su culo mientras él sacaba toda su furia.
Dos acabadas fenomenales, un compartir alocado… una noche estrellada
Historia anónima pero la saque del diario de puta de Sebastián Rodríguez
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