Hoy es una de esas noche en las que te provoca ir a la disco, pasar el rato, compartir con tus amigos, conocer gente y hasta posiblemente terminar en una cama con alguien. Ese es mi caso. salí con unos amigos, conocí personas, me reencontré con un magnifico… se podría llamar amigo, pero se que fue mucho mas que eso y no por la amistad precisamente.
Mis amigos escogiendo nuevo rumbo partimos para continuar la fiesta, paramos en una piscina a eso de las 4:30 am, mi compañero y yo jodiendo, otros 2 comiéndose en plena acción y los restante con muchos tragos encima; mientras los otros 2 hacian cualquier cosa para matar sus ganas yo miraba a uno de ellos donde pasaba mi lengua por el vaso, saboreaba la poca bebida que tenia y mis ojos aun centrados en él, él pensando en mi estando con el otro. Nuestra ruta había acabado o por lo menos eso pensaba yo, no sabia que el destino insistiría en tener un numero mas de camas visitadas.
Habitación 17, eso resume mucho la historia. En pleno acto interrumpe un empleado del hotel; ya dispuesto a la emoción me subí sobre el introduciéndome el esplendoroso manubrio, mi mirada se centraba en el espejo, necesitaba hacer entender que mis movimientos eran lo que él esperaba. Unas cuantas poses mas y ya habríamos acabado pensé, pero lamento decir que así no fue.
Las mamadas impresionantes, un sexo rico y seguro fue lo que sucedió. El famoso perrito, de espaldas, de frente, con mis piernas en mi pecho, parados, acostados, en un banco….. pare ud de contar que tanto se hizo, solo puedo pensar en él dándome cual amo le pega a su mascota, mis gemidos de placer total satisficieron sus ganas insaciables de darme hasta acabar. En medio del apogeo paré y dije: acaba en mi pecho, esa orden inmediata fue cumplida a cabalidad, su semen desbordadse en mí, corriendo por mi pecho, pasando en mi cara, fue la mayor gratitud que había tenido esa noche!
Historia anónima pero sacada del diario de puta de: Carlos Castilla
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