Resulto ser un día común para mi, estar en el trabajo sin mucho que hacer, unos cuantos pendientes que tomarían unos 20 minutos realizarlos, un compañero de trabajo sumando escenas sexuales a mi mente mientras las ganas iban consumiéndome. De un solo impulso marque un numero de teléfono que solventaría aquellas imágenes que a mi mente venían.
Al salir de la oficina lo pase buscando, un gran beso de lengua a lengua fue nuestro recibimiento, sus ojos miraban el largo de la carretera mientras los míos miraba su figura dejando mucho para la imaginación. Llegamos rápido a mi casa, con mucha brevedad me quite la ropa y sin pensar el agua fría de la ducha ya estaba recorriendo mi cuerpo, sin secarme una gota me dispuse a ir a la habitación, mientras él esperaba en la sala yo acomodaba nuestro futuro nido de amor.
Con una dulce voz lo invite a pasar y sin mucho preámbulo nos tiramos en la cama, nuestras lenguas comenzaron a recorrer pedazo por pedazo, la mía subía y bajaba por su cuello mientras mis dedos iban quitando los botones sobrante en aquella grata exposición de placer. Su lengua se trababa en mi oído, como degustando un manjar, con las camisas y pantalones fueras mis labios fueron recorriendo cada bello de su pecho, bajando poco a poco hasta toparme con la sorpresa que tanto había deseado, un regalo mayor fue encontrarme toda aquella bestia lubricando, exaltando a gritos que fuese probada de inmediato; con aquello dentro de mi boca y mi gran músculo gustativo absorbiendo todo de lo que de el salía. La punta de mi lengua comenzaba a saborear al dulce néctar de la virginidad de su ano, de pequeños sorbetes le chupaba el culo, pasando de arriba para abajo, de un lado a otro… solo de recordarlo…. bueno, sus gemidos de inexperiencia derramaba en mi mucho mas que deseo.
Dos cuerpos completamente desnudos y desconocidos se presentaban así para su primer encuentro. Sus manos masturbaban mis ganas de tenerlo, y su dolor virginal disipo un anhelo mayor, pero no limitados por esto, su boca se topo con mi culo, solo recuerdo morderme los labios hasta desearlo. Un condón en mano y una boca disputa a colocarlo comenzaron a narrar una nueva historia en mi cuerpo, un excitante penetración con aquellos besos húmedos que no dejaban de saciar nuestras ganas.
Sus manos en mi cintura apretujando mi cuerpo, sus labios en mi cuello mientras seguía cogiendome, muchos movimientos mas , un sin fin de constante penetraciones y un estallido de placer acabaron con aquella virginidad reservada por tanto tiempo para un… recorrido o humilde personaje?